"El experimento de Sokal alumbra otro fenómeno de la academia de nuestros días: el prestigio del lenguaje confuso. Hacer pasar lo oscuro por profundo. Sokal cita a Derrida, patrono de los deconstructivistas. Permítanme calcarlo también: 'La constante einsteniana no es una constante, no es un centro. Es el mismo concepto de variabilidad esto es, finalmente, el concepto del juego. En otras palabras, no es el concepto de algo —de un centro desde el cual un observador puede dominar el campo— sino el mismo concepto del juego'. No tengo la menor idea de lo que quiere decir Derrida. George Orwell, que entendía el peso de las palabras, argumentaba que no podía haber ningún tipo de regeneración política si no había respeto por el lenguaje. En su brillante ensayo sobre el inglés y la política aporta seis reglas para escribir claramente: 1) nunca uses una metáfora que estés acostumbrado a leer; 2) nunca uses una palabra larga cuando puedas usar una corta; 3) si es posible cortar una palabra, hazlo; 4) nunca uses el pasivo si puedes usar el activo; 5) nunca uses una frase en idioma extranjero o una palabra científica si puedes usar un equivalente en el lenguaje común; 6) rompe cualquiera de estas reglas antes de decir alguna barbaridad".
Silva Herzog Márquez, Jesús, "Notas de andar y ver", en Revista Esta País: Tendencias y Opiniones, núm. 67, octubre de 1996, p. 62.
No hay comentarios:
Publicar un comentario